Cuando la relación con nuestra familia o algún miembro en concreto no es buena y crea un conflicto con nosotros mismos, lo que solemos hacer normalmente para evitar ese sufrimiento es romper la relación y los vínculos drásticamente, o bien resignarnos (que no es igual que aceptación) y mantenemos las mismas dinámicas de siempre.
Está comprobado que estas medidas, en muchos casos, no suelen ser las más acertadas por seguir creando sufrimiento en ambas partes. Sensaciones de culpa, el conflicto no se resuelve…
En cambio, esto no quiere decir que no podamos hacer nada y que nos tengamos que mantener en las mismas circunstancias con resignación. Bien normalizando la situación como si nada pasase y sin poner límites, o bien manteniendo el conflicto.
La terapia familiar propone una solución intermedia: REGULEMOS LA DISTANCIA.La regulación de la distancia supone crear espacio y tiempo en la relación, proporcionándonos más tiempo de “respiro” y una mayor introspección y consciencia de la situación. Con ella podemos:
1. Ver con la «mirada del águila»; desde arriba y con perspectiva nuestra relación.
2. Salirnos del conflicto para poder analizar de dónde viene y poder actuar de un modo más respetuoso con la otra parte y con nosotros.
3. Nos ayuda a reconciliarnos con nosotros mismos sin sentimiento de culpa.
4. Nos permite hacer un CAMBIO (o al menos intentarlo por nuestra parte), en esa relación que se ha mantenido disfuncional desde hace tanto tiempo.
“Amarnos, es permitirnos regular esa distancia…
Regular la distancia, es amar a esa persona con la cual tenemos el conflicto.”
Os voy a poner diferentes ejemplos para entenderlo mejor (no los toméis al pie de la letra porque cada familia y relación es diferente).
Ej. 1. Podemos seguir asistiendo a las celebraciones familiares importantes. Pero no tenemos por qué llamar a la familia cada día.
Ej. 2. Las llamadas telefónicas o el contacto on-line permite estar cerca y mantenernos presente con más facilidad, sin la necesidad de estar presentes. Además, controla el tiempo; suelen ser reuniones más breves.
Ej. 3. Respetar los espacios propios en casa es importante para regular la distancia y establecer límites. En el mismo núcleo de convivencia también se puede regular la distancia, aunque es más difícil.
¡Os animo a probar el cambio!
